El conjunto de actividades que integran el sistema agroalimentario español, producción primaria, transformación, transporte y distribución, supone ya una aportación a la economía española superior al 11%, adquiriendo un peso cada vez más relevante. En la configuración de la demanda de alimentación de los consumidores españoles, cabe resaltar el peso elevado que siguen teniendo los productos frescos, entre ellos los pescados, con un 13,4%.